viernes, 12 de agosto de 2016

Sobre los complacientes



Los hombres y mujeres complacientes tienen, ante todo, la capacidad de mutar, o al menos simular con cierta efectividad ser aquello que tendrían que ser para complacer al otro.

La palabra etcétera, los comodines y los silencios en la conversación o la música, son solo algunos de los muchísimos elementos al servicio de la complacencia. A cada uno de estos elementos se le otorga diferentes valores según la necesidad y esto supone que su esencia se compone de una multiplicidad de esencias. Lo mismo podríamos pensar de los complacientes, sin embargo, es más fácil admitir que en vez de multiplicidad de esencias son propietarios de una esencia acomodaticia. La pregunta que surge entonces es la siguiente: ¿Si la esencia es variable, podemos llamarla esencia?
 
Recuerdo las afables y casi surrealistas conversaciones que solía tener con el padre de una ex novia con el que pretendíamos entablar una amistad y para lograr el cometido asentíamos todo lo planteado por el otro. Así ambos admitimos ser comunistas y capitalistas, devotos creyentes y ateos. De este modo intentamos desafiar las enseñanzas de Aristóteles que en el libro quinto de la metafísica tan laboriosamente explica Lo opuesto y lo contrario. La amistad no se dio, pero al menos nos demostramos que la intención de tener una relación amena, era tan importante para ambos, que estábamos dispuestos inclusive a falsear la razón.

Las hojas en blanco también tienen condición de potencia: en estas se pueden escribir la biblia, los diálogos de Platón,  o un mensaje que colgado en la puerta de una carnicería diga: VUELVO EN 15 MINUTOS. Pueden también gobernar momentáneamente los aires en forma de avión de papel. Similar es el caso de los cheques que tendrán el valor que el emisor decida, (al menos hasta que el cobrador corrobore el estado de la cuenta del girador). Por supuesto también salvando la diferencia con la hoja de papel, de que el cheque raramente se utiliza con fines lúdicos y si se convierte en avión o cualquier otra producción origámica es, o bien porque efectivamente el cheque no tenía fondo, o porque el portador es un excéntrico.

Son muchas las entidades que están sometidas a constantes mutaciones o variaciones de forma impuestas por poderosas leyes que parecen inmutables, así como en la corriente del río, el agua toma la forma que sugiere el accidentado cause, los hombres tal vez llamemos complacencia al acto de amoldarnos a entornos más rígidos. En la Biblia, más estrictamente en Éxodo 3:14 dios le dice a Moisés: Yo soy el que soy. En términos aristotélicos dios está diciendo yo soy acto y no potencia, soy el que soy. Mientras tanto los hombres no contamos con esa dicha, estamos cambiando como el río.   El Tao te ching dice más o menos:

La persona sabia vive como el agua. El agua sirve a todos los seres y no exige nada para sí. El agua permanece más bajo que todos. Y en esto es parecida a Tao. 




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