viernes, 30 de octubre de 2015

Sobre los que ven el vaso medio lleno, los que ven el vaso medio vacío y los que ven el vaso completo y tienen precisos artefactos de medición

El monólogo del día se propone analizar la paradoja del vaso medio lleno y medio vacío, que en realidad como muchas otras paradojas, prospera a partir de una trampa o un error. 

En defensa de los pesimistas, o sea de los que ven el vaso medio vacío, debo decir que esa ausencia en la que están concentrados representa de algún modo el porvenir. El vacío es posibilidad y también desafío, en términos aristotélicos, la mitad llena es acto, la vacía, potencia. Por supuesto el porvenir tiene tantas posibilidades de ser espantoso como magnífico, por lo que es razonable pensar que pueden acontecer tanto cosas no deseables como sorpresas felices, de manera tal que quienes ven el vaso medio vacío en realidad son más positivos que quienes ven el vaso medio lleno. A ver.

Quienes ven el vaso medio lleno saben que están concentrados en esta mitad por saber que hay una mitad vacía. Y esto suele ser motivo de orgullo para quienes se concentran en la parte llena. Del mismo modo quienes ven la mitad vacía saben de la existencia de la mitad llena y simplemente están concentrados en el vacío, osea que consideran la mitad llena, tienen noticia de ella, pero se ocupan del vacío. 

Básicamente, lo que voy a intentar hacer con esta paradoja es sumarle otra. 

En la mitad vacía del vaso yo pondría la caja con el gato de Schrödinger, (para quienes no sepan, Erwin Schrödinger planteó la siguiente paradoja para explicar nociones cuánticas: Dentro de una caja cerrada y en la que no podemos ver el interior hay un gato y un recipiente con gas venenoso sujeto a un dispositivo que tiene una partícula radiactiva con una probabilidad del 50% de desintegrarse en un tiempo determinado, considerando que si la partícula se desintegra, el veneno se libera y el gato muere; pero hasta que nadie observe el interior de la caja el gato podría estar vivo o muerto y también podemos admitir que el gato está vivo y muerto teniendo en cuenta el principio de superposición de los estados)   

El punto es que quien ve la mitad vacía, se encuentra frente a un vaso hasta la mitad de agua y en la parte superior del vaso una caja con un gato adentro con 50% de posibilidades de vivir y 50% de morir. De manera tal que: 

-O vive de la fe, o sea sin abrir la caja, con la esperanza de que el gato esté vivo. 

Lo cual sería sumarle fe al vacío y se podría traducir en: 50% lleno + Fe 

-O abre la caja y fuerza a la naturaleza a colapsar en una única realidad con dos posibilidades.

A) Si el gato vive, sería el equivalente a un vaso completo de dicha.

B) Si el gato está muerto al menos tuvo noticia de la mitad llena del vaso y se lanzó en una búsqueda por completar el vacío y, si bien llenó la mitad superior con pesar, al menos se trata de pesar real, sabiendo que la promesa de un mal venidero siempre es peor que un mal realizado, por que este último es plausible de ser medido, mientras que el venidero, es imaginario y muta.

Comúnmente, quienes se concentran en la mitad llena, no dedican demasiado tiempo a la mitad vacía porque su mayor virtud es, precisamente, no darle importancia al vacío, y por eso les llaman positivos, en cambio, los que se concentran en la mitad vacía están ansiosos por saber que sucederá con ésta a pesar de advertir que ya está a medio llenar el vaso.

Mientras los hombres de la mitad llena se contentarán con lo que hay, los otros saldrán a la aventura que supone la incertidumbre. Como en toda aventura, los héroes padecerán, se quejarán, se agotarán, pero tal vez encuentren grandes dichas, para los demás está la opción de conformarse con medio vaso de agua. 

De cualquier modo se evidencian varios problemas en este planteo, en primer lugar sabemos que una paradoja es complicada de resolver ¿Para qué sumar otra? (aunque menos por menos es más y ocasionalmente de la suma de dos pesares al menos superamos uno. Le dejamos la paradoja del gato a Erwin Rudolf Josef Alexander Schrödinger y sus amigos, nosotros nos contentamos con resolver la del vaso de agua). Y el otro problema de la suma de paradojas es el siguiente: ¿Quién estaría feliz por tener un vaso que tiene agua hasta la mitad y ocupando la mitad de arriba, una caja con un gato probablemente muerto a causa de gas venenoso o peor aún, un gato vivo y muerto, lo que sería un gato zombi?. ¡Qué asco! 

Por fortuna se me ocurre otro ejemplo. A ver.

Olvidemos el gato en la caja y volvamos al vaso medio lleno o medio vacío (como usted prefiera) pero no olvidemos a nuestros amiguitos de la física cuántica que proponen que el vacío no es la nada, incluso que existen diferentes clases de vacío, de manera tal que el que se concentra en la mitad vacía del vaso, tiene noticia de la mitad llena y dedica la mayor parte de su concentración al vacío cuántico, o sea que lejos de ser un simple pesimista, es un científico post moderno. A esto debemos sumarle que la mitad vacía, no es tal cosa, simplemente no hay agua, pero si oxigeno y muchas y diversas partículas, y si pudiésemos sacar de la mitad “vacía” del vaso: el oxígeno, todos los átomos, toda la materia sin alterar la mitad con agua dejándola intacta, si pudiésemos hacer tal cosa, aun daríamos con vacío cuántico. O sea un vacío colmado de cosas.

Ahora sí, dejemos definitivamente a los físicos, o no tanto, porque quisiera despotricar contra los ejemplos gráficos de esta paradoja. Muchas veces se utilizan fotos o dibujos de un vaso con forma cónica que se va ensanchando hacia la parte superior, de manera tal que el vaso está hasta la mitad de agua, pero en realidad no contienen las mismas proporciones de agua y vacío, porque la parte inferior es más pequeña por no ser el vaso cilíndrico, con esto quiero decir que ocasionalmente los “positivos” suelen contentarse creyendo que poseen la mitad llena del vaso cuando en realidad su vista los está engañando.


DEDICADO A MIS QUERIDOS AMIGOS QUE ESTÁN OBSESIONADOS CON LA MISMA MITAD DEL VASO QUE YO.  


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